La Edad de Piedra es aquella parte de la Prehistoria que comienza con la fabricación de los primeros utensilios de piedra y que termina con la llegada de las herramientas de metal. Por lo que podríamos situar este periodo entre hace 2,5 millones de años, y alrededor del año 3000 a. C, siendo con ello una de las etapas de mayor duración de la historia de la humanidad.
Hoy se acepta rápidamente la tesis de que el hombre no es otra cosa que un «producto de su contorno», un «producto de sus disposiciones», o que el hombre es un «hijo de su tiempo». Esas afirmaciones comunes se hallan fundamentadas científicamente en investigaciones sociológicas y psicológicas. No es difícil oír que la vida consciente está coartada por el poderío irracional e imprevisible de un «inconsciente»; que el pensamiento, y con ello el horizonte de autodeterminación para el hombre, está fijado de antemano por los momentos específicos del tiempo histórico: la cultura y el lenguaje; todavía más: que la racionalidad del hombre como pensamiento y voluntad no es otra cosa que un epifenómeno de procesos fisiológicos. De hecho más fácilmente se puede hacer creer al hombre que él es un resultado final de componentes determinantes, que convencerlo de su libertad.
¿Puede, sin embargo, pensarse la tesis de una determinación universal respecto del hombre?
La contradicción, implicada en la negación de la autodeterminación del hombre, está expresada en el principio de un desarrollo en cuyo fin el hombre solamente es considerado como esencia natural, pero no como una genuina esencia espiritual. Citando a Schelling, el cual expresa la contrariedad de una tal suposición por medio de una sencilla comparación:
«El que no es para sí otra cosa que lo que las cosas y las circunstancias han hecho de él; el que sin dominio de sus propias representaciones es arrastrado por la tormenta de las causas y los efectos. ¿Cómo quiere saber de dónde viene, a dónde va y cómo ha llegado a ser esto que él es?. ¿Conoce, pues, la ola que arrastra en la tempestad? El no tiene derecho a afirmar que es resultado de la cooperación de factores determinantes; para poder decir esto, debe suponer que él se conoce a sí mismo, que él es también algo para
sí mismo».
Como corolario y aplicación de esta doctrina, Schelling nos enseña:
a) Que el hombre, considerado como razón o reflexión, representa y constituye el objeto final y el término superior de la evolución necesaria, pero inteligente, progresiva y ascendente del absoluto a través de la naturaleza.
b) Que por medio de esta evolución, la naturaleza entra en posesión de sí misma, se reconoce en comunión con los demás seres, y el espíritu advierte y sabe que entre la naturaleza material y la inteligencia, entre el mundo externo y la conciencia del hombre, existe una identidad primitiva y real: Offenbar wird, dass die Natur ursprünglich identisch ist mit dem, was in uns als Intelligenz und Bewustes erkannt wird.
c) Que los cuerpos son meras formas fenoménicas del ser absoluto, de manera que la corporeidad (die Leiblichkeit), la materia extensa, la substancia corpórea , no es más que la manifestación y como una forma externa del ser infinito o absoluto, y, por consiguiente, no perjudica a la identidad de ser y de esencia entre el cuerpo y el espíritu, entre Dios y el mundo.
d) Que la libertad misma es uno de tantos desarrollos y productos de la fuerza misteriosa que palpita en el fondo de la naturaleza y contiene la razón suficiente de las evoluciones progresivas y ascendentes, por medio de las cuales se realiza el tránsito de lo animado y muerto a lo vivo (von der unbelebten zur belebten Natur) o animado, de lo irracional a lo racional, a lo consciente y a la perfecta libertad: allmählich sich zur vollen Freiheit entwickelt.
¿Existe ese hombre, considerado como razón o reflexión?. La verdad lo dudo, al menos con ese poder «absoluto», a mi juicio no y por supuesto recordando estos últimos años, esa sensación se agrava. No podemos olvidar todo lo que ha sucedido (y sucede por desgracia) y mirar hacia otro lado.
La primera hora del planeta se celebró en 2007; hoy en día seguimos hablando del cambio climático y con las soluciones sobre la mesa, seguimos exactamente igual que hace 15 años (la única diferencia es que se habla en los medios informativos), pero el hablar no soluciona nada. (ver la entrada: salvemos nuestro planeta con conocimiento).
Desde el año 2012 la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género distribuye un Boletín Estadístico Mensual donde se recopilan datos oficiales respecto a las víctimas mortales de violencia de género mes a mes. En paralelo diferentes asociaciones de víctimas también recogen datos. Según los Datos Oficiales 1128 victimas mortales por violencia de género, por desgracia «eso se dice pronto…» y en esta ocasión también, se ha hablado (y se habla) en los medios informativos, pero de nuevo el hablar no soluciona nada.(algún día os contaré mi propia experiencia).
DESIGUALDADES Y COVID
laSexta.com | EFE Madrid :
Martes,07 diciembre, 2021
09:13
Introducción
Las personas que forman parte del 10% más rico de la población en España ganan de media ocho veces más que las que forman parte del 50% más pobre, una brecha que pese a todo es de las menos pronunciadas en el mundo y a un nivel similar que la de otros países del entorno europeo. En la segunda edición de su estudio comparativo publicado este martes, el Laboratorio de las Desigualdades Mundiales que coordinan economistas como Thomas Piketty y Gabriel Zucman, explica que el ingreso medio de un adulto en 2021 en España es de 30.600 euros, casi el doble de los 16.700 a nivel mundial.
Desigualdades
Ahora hablemos de las desigualdades entre » ricos vs pobres», en España; Los ingresos del 10% más favorecido representan un 34,5% del total del país, un porcentaje superior al de otros vecinos europeos como Francia (32,2%) e Italia (32,2%), y sobre todo más elevado que el de Estados nórdicos como Suecia (30,8%) y Noruega (29,6%). Pero ese 10% se lleva una parte del pastel más importante en el Reino Unido (35,7%) y Alemania (37,1%), por no hablar de lo que ocurre fuera de Europa. En Estados Unidos suponen un 45,5% y en Brasil un 58,6%. Los autores del informe señalan que en la línea con otros países europeos, las desigualdades de ingreso en España eran más fuertes a comienzos del siglo XX (el decil superior concentraba más del 50%) y bajaron al 35% en los años 1960.
En las últimas cuatro décadas, ese porcentaje se ha mantenido a un nivel relativamente estable, con algunos altibajos en los tiempos más recientes: la crisis financiera redujo significativamente las entradas de dinero para la mitad de la población más pobre entre 2008 y 2014 y solo en 2015 se recuperó el nivel anterior a 2007. Como ocurre en todo el mundo, las diferencias de riqueza en España son más pronunciadas incluso que las de ingresos. El 10 por ciento superior concentra en 2021 el 57,6% de todos los bienes y activos (por un valor medio de 1.014.100 euros) mientras que la mitad inferior se contenta con un 6,7% (por valor de 23.500 euros).
El peso relativo del 10% más rico ha crecido algo este año (suponía un 57,4% en 2020), mientras se ha mantenido sin cambios el del 50% menos favorecido. Son niveles de nuevo similares a los de otros países europeos. El 10% más rico es propietario del 47,7% de los activos en Italia, del 59,5% en Francia, del 59,6% en Alemania o del 57,1% en el Reino Unido. Por lo que se refiere a las diferencias de género, las mujeres perciben en España el 40% de las rentas de trabajo, un porcentaje ligeramente superior al de la media en Europa occidental (38%), pero se queda por debajo de Europa oriental (41%).
Conclusión
Los responsables del estudio incorporan también un comparativo de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por habitante, que en España con 8 toneladas está por encima de Portugal (6 toneladas) pero por debajo de Francia (9 toneladas). Mientras que el 50% de los españoles con menos recursos generan de media 4,6 toneladas de CO2, el 10% más rico emite cinco veces más, en concreto 21 toneladas por persona.
«Y además, se ha disparado la riqueza de los más ricos por el COVID-19; así que además de ser más ricos, contaminan más. El famoso «poder absoluto», del que hablaba Schelling, no es otro que «DEL DINERO QUE DISPONE UNO», que te permite, sin lugar a dudas, burlarte de la Ley en todos los ámbitos. Ni que decir que el hombre se encuentra en una verdadera encrucijada, tanto en el plano, físico, emocional, psicológico, mental, social, etc. por supuesto que somos «hijos de nuestro tiempo», pero no con ese poder de razón o reflexión; sólo hablamos, hablamos y seguimos hablando…pero el hablar no es la solución; a mi juicio, no hemos aprendido absolutamente nada, ni del cambio climático, ni de la violencia de género y menos del COVID-19. De todas maneras, os dejo a continuación, el enlace a una reflexión sobre lo que «hemos aprendido de la pandemia», hecha por un investigador».
«A veces, pienso debido a lo que veo, escucho, siento, etc. , que hemos vuelto a esa Edad de piedra, de la que hablaba al principio de esta reflexión, teniendo herramientas propias del siglo XXI; sólo hemos mejorado el envoltorio pero no el contenido».